jueves, 2 de mayo de 2013

Lucha de (gigantes) pequeños



Todos los días se producen duelos en los que sales perdiendo. Eres frágil ante tanta inseguridad. Ante el maltrato que ejercen los títeres que gobiernan. Todo cambia a una velocidad de vértigo, te enfrentas a una pesadilla que no tiene fin. Intentas salir corriendo, sorteando zancadillas, mentiras,… huyendo de una bestia que tienes identificada. Pero sigues dando vueltas en el mismo círculo concéntrico de siempre.

Pretendes afrontar la situación gritando, pero nadie oye tu voz. Estas siendo engañado. Te traicionan permanentemente, mientras el tiempo pasa. El aire emana un gas irrespirable, que te ahoga y paraliza las entrañas. Te pones una mascarilla vieja que no impide que respires ese miedo que se pega a los huesos.

La bestia sigue ahí, vigilando e impidiendo cualquier movimiento. Salir corriendo, de nuevo, podría ser la mejor solución, pero vuelves a tropezar. Preguntas sí hay alguien más ahí, nadie responde, nadie escucha tu grito. Solamente la bestia amenazante, sigue detrás de ti, de mí.

Tratas de reírte de la situación como remedio para ocultar tu dolor. Pero nada cambia. No es posible, no ves la salida. Tienes que seguir tragando. Estas empachado de ese miedo paralizante y solo tus ojos enrojecidos son testigos de esta masacre. El desánimo se apodera de tu alma que la vuelve trasparente, inexistente.

Esto es una lucha de (gigantes) pequeños contra una bestia descomunal. Una bestia que te atropella sin escrúpulos. Llega la rendición, ya no te quedan armas para detener los continuos e injustos ataques a tu dignidad y sientes que se cae la vida, tu vida.

Intentas conciliar el sueño y al cerrar los ojos, solo ves gente corriendo desesperadamente, sin rumbo, sin dirección,… guiados por líderes atormentados que no representan a nada, ni a nadie, ni tan siquiera a ellos mismos. Solo hablan de esa nueva droga llamada déficit, a través de una pantalla de plasma.

No te mereces todo esto. No eres culpable de esta amarga situación. Pero te han empujado al centro de la diana y la partida todavía no ha acabado. Aún quedan dardos empapados de veneno que intentas evitar.

Resistes indignado, poniendo en valor las fuerzas que no tienes. Todos, de alguna manera, hemos sido agredidos por la bestia. Somos muchos y muy pequeños los que sentimos lo mismo. Pero algo nos incapacita para salir a la calle y gritar en una misma dirección.

De vez en cuando recuerdas que la única posibilidad para no perderlo todo es vencer el miedo, pero no es fácil. Esto es una lucha de (gigantes) pequeños que todavía no ha terminado.

Emitido el día 2 de mayo de 2013, en el programa "Hoy por hoy",
en @SERpalencia

Fotografía:

La mala racha es un relato publicado en ‘El libro de los abrazos’ de Eduardo Galeano.

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