jueves, 16 de enero de 2014

Sillas vacías


Antes de escuchar lo que les voy a contar hoy, les recomiendo que se despojen de todos los prejuicios que tienen sobre eso que llamamos democracia. Cuando finalice, elaboren sus propias conclusiones. Una vez hecho esto, escuchen con atención.

Seguramente muchos de Uds. se sienten descontentos, cabreados e indignados con la casta política que nos gobierna. Hartos de soportar esos debates y discursos alejados de la realidad que vivimos las personas decentes. Agotados de oír promesas que no valen nada. Promesas de campaña electoral, sostenidas con financiación ilegal. Promesas que, como el humo, se evaporan y desaparecen, una vez han logrado colocar sus posaderas en esos hermosos sillones de cuero.

Sufrimos en primera persona la gestión perversa de los dineros públicos. Soportamos los recortes de nuestros derechos y libertades. Aguantamos la descomposición acelerada del sistema, volviéndonos incapaces ante tanto atropello. Ante tanto despotismo. Es intolerable que la corrupción, la mentira y la impunidad estén configurado el ADN de nuestra democracia.

Decía el poeta y filósofo Jorge Riechmann la semana pasada en Palencia, en la presentación de la Asociación Político Cultural ‘Paco Fernández Buey’ que: «La sociedad se ha ido narcotizando durante decenios y ha vivido como si fueran tiempos de avance y progreso».

Nos han hecho vivir en una gran mentira por encima de nuestras posibilidades. Y en esas estamos, ante una novela negra, en la que una parte de la ciudadanía esta drogada en exceso de capitalismo y una casta política que actúa como camello del sistema. Recuerdan Uds. las miles de veces que Rajoy pronunció en la campaña electoral la palabra mágica ‘confianza’. Muchos se tragaron esa píldora envenenada y ahora ven como la educación y la sanidad públicas y las pensiones se volatilizan.

No nos queda otra, la ciudadanía tiene capacidad suficiente para gritar alto y claro que: ‘la fiesta se ha terminado’. Ha llegado el momento de tomar el congreso y echar, de una vez por todas, a los incapaces, a los jetas, a los que heredan cargos una legislatura tras otra, a los sinvergüenzas que utilizan su responsabilidad política, para enriquecerse de un servicio público que previamente han privatizado.

Muchos se preguntarán, ¿y cómo se hace esto?, pues muy fácil.

Desde que la democracia comenzase a gatear en nuestro país, muchos ciudadanos han mostrado su repugnancia por el sistema: votando en blanco, votando nulo o se han abstenido. Como bien saben estas opciones han mostrado su inutilidad, debido, por una parte, a la escasa repercusión mediática y por otra, por su indefinición. Todos sabemos que la normativa electoral no asigna ninguna representación ni significación a estas opciones.

Ha llegado el momento de hacer visible el descontento de una parte de la ciudadanía que no se siente representada. Abriendo un debate público que analice las carencias de nuestro sistema de representación parlamentaria. Exigiendo a todos los partidos políticos, con los instrumentos que nos facilita la democracia, que desarrollen su actividad con decencia, ética, transparencia y respeto. Si somos capaces de sacar todo esto adelante, tarea nada fácil, el final del proceso exigirá la necesaria modificación de la ley electoral.

Todo esto no es invención de un servidor. Los autores de todo este argumentario, son las ciudadanas y los ciudadanos que en 2010 formaron el partido político ‘Escaños en blanco’. Un partido que sólo tiene un punto en su programa electoral: dejar el escaño vacío. Al no tomar posesión, no reciben salario ni subvenciones públicas. Es una forma de dar valor y visibilidad al descontento de la ciudadanía en los parlamentos. Esos lugares donde se han apropiado, sin permiso, de la soberanía del pueblo.

Los ciudadanos tenemos que ser capaces de romper el corsé que nos han impuesto esos demócratas autoritarios. Tenemos que ser capaces de utilizar el poder de la ciudadanía decente para expulsar a la casta parasitaria de las instituciones públicas. Si no lo hacemos nosotros, nadie lo hará.


Emitido el día 16 de enero, en el programa
"Hoy por hoy", en @SERpalencia

Fotografía: 

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